Las clases, los deberes, el inglés, el ballet, la música, el fútbol... Entre el colegio y las actividades extraescolares, los chavales de la región no dan más de sí. Con las clases y las actividades extraescolares, un tercio de los chicos (el 33%) tienen jornadas maratonianas de hasta ocho horas, según ha detectado la FAPA Giner de los Ríos.
Esta sobrecarga la sufre especialmente el alumnado de Primaria y afecta a 117.663 de los 356.555 chicos matriculados en este nivel educativo. En estos cursos, los escolares tienen cinco horas de clases a lo que hay que "sumar hasta otras dos que dedican a los deberes y al menos una o incluso dos a actividades extraescolares", asegura José Luis Pazos, presidente de la FAPA. En algunos casos, las jornadas se amplían "porque los padres los llevan a desayunar al colegio", con lo que algunos chicos superan en horas las jornadas laborales de sus padres.
‘Gym jazz', tenis y teatro
Para Carmen M. -madre de Alba -una alumna de 5.º de Primaria de diez años, "es duro ver cómo los lunes llega a las 21.00 h cuando el colegio acaba a las 16.30". "Voy encantada a clase de gym jazz (martes y jueves), tenis (lunes y miércoles) y teatro (los viernes) aunque después de todo este tute hay días que llego cansadísima a casa y es entonces cuando me toca ponerme a hacer los deberes", explica Alba que pese a su atareada agenda "tiene un rendimiento escolar muy bueno", dice su madre orgullosa.
Este ritmo baja cuanto mayores son los estudiantes y "más se reducen las actividades por la dificultad de las asignaturas; en Secundaria dedican casi todo el tiempo libre a estudiar", asegura Pazos. Los expertos coinciden en la importancia de que "el niño esté de acuerdo con las clases de más que se le imponen", resalta Jesús Ramírez, psicólogo educativo, ya que "sino estaría sometido y sería un esclavo de su propio trabajo".
Actividades racionales
También tranquilizan y aseguran que "mientras estén a gusto no hay problema". Valentín Martínez-Otero, psicólogo y pedagogo, lanza un llamamiento: "Lo extraescolar tiene que ser racional porque no por sobrecargar al niño va a madurar antes". De hecho, si hay "demasiadas actividades, pueden generar estrés".
También influye "la sociedad actual que es competitiva y hace que los padres prefieran que sus hijos hagan cosas antes de que se queden en casa", asegura Otero, no obstante, "no hay que ser obstinados si no demuestra aptitudes es mejor que lo deje".
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